Droga, la que quieras



Desde mi ventana en las casas de enfrente hay una chica de unos treinta y tantos que no hace más que vender hachís, pastillas y demás souvenirs. Todas las tardes aparecen coches y motos con chavales que no superan los dieciocho haciendo cola para comprar toda esa mierda. No se dan cuenta que en el fondo las drogas sean blandas, duras o de lo que quieran llamarlas, son al final eso, mecanismos para crear una adicción, da igual, sea lo que sea es una puta mierda. Hay estudiosos yonkis que dicen que fumar porros de marihuana no es malo, yo creo que todo lo contrario, lo malo no es fumarse un porro de marihuana, lo malo es fumar un porro de marihuana todos los días. Las drogas no deben legalizarse, al contrario deberían de imperdirse que los menores tuvieran acceso a ellas. Es curioso que todos los que defienden la legalización de las drogas son consumidores habituales y pretenden que se pudieran comprar en un supermercado igual que alguien que va a comprar una lechuga. La droga inhibe al ser humano de raciocinio, de cordura, lo lleva a un estado diferente de lo habitual y más aún permite que nos subamos a un coche, matemos a alguien y aún encima nos quedemos como si no hubiera pasado nada. La droga es como el Opus Dei una fuente de adicción, un habito poco saludable y que debería meterse más caña a esos grandes delicuentes que tienen grandes fortunas y que viven a costa de la desgracia humana.

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