Eres única

Hospital Naval de Ferrol (hoy reconvertido en hospital para el SERGAS) 1245 horas.
El día era de sol, no muy fuerte, como queriendo calentar pero sin poder, allí estaba yo esperando por un familiar que fue a hacerse una prueba médica. El viento era fuerte y hacía que las conversaciones de la gente parecieran sonidos inconexos. Mientras esperaba apareció un coche de la guardia civil con los cristales tintados en la parte de atrás. Aparcaron al lado de mi coche, se bajaron dos guardias, gafas de sol, armados hasta los dientes y con las manos cubiertas con unos guantes de color verde. No le dí más importancia hasta que salió de dentro una mujer. Era  hermosa de unos veinte y tantos años, rubia, de metro setenta, esposada. Al entrar en la puerta le esperaban unos señores que parecían sus padres, la besaron. Los guardias la escoltaban. Ella parecía resignada, ¿qué le habría pasado para estar detenida? me preguntaba. Circularon por mi mente cientos de cosas, también que  le habría sucedido para ir al hospital, sería quizás una prueba rutinaria. El dolor de ver a alguien esposado es inmenso, es duro, es inhumano, pero también pensaba ¿le habrá hecho daño a alguien? No sé, todo eran conjeturas, pero y ese sufrimiento de esos padres pacientes a la puerta del hospital,  viendo como su retoño ha acabado así, es muy cruel. Esa madre que hasta hace no muchos años, le cambiaba los pañales a su niña y soñaba con un futuro precioso, lleno de alegrías, lleno de vida. El poder de aguante de una madre no se puede relatar en ningún libro, una madre es especial, única, irrepetible, que pase lo que pase te amará y estará contigo hasta el final. Apareció mi familiar, hola ¿qué tal? Tengo que volver a consulta dentro de tres meses, todo ha ido muy bien. ¿Llevas mucho esperando? ¡La verdad es que no llevo mucho y a la vez he visto tanto!

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