Reflexionando..... Una tarde de perros
El otro día, no me acuerdo si el sábado o el domingo, debido a mis ingestas descontroladas de comida durante todo este invierno (es que tengo un problema de cojones, cualquier cosa me engorda, la verdad que como animal para la matanza sería muy rentable debido a que me pueden dar cualquier alimento y sin gastar mucho dinero ya que me va a engordar seguro) decidí ir a dar un paseito desde el centro de Ferrol hasta La Cabana. El paseo estuvo bien relativamente ya que nada más cruzar por el puerto me encontré con mi ex y su futuro novio el físico nuclear, después de los saludos obligados de rigor, proseguí la marcha cagandome en la puta fusión nuclear, pero bueno, decidí poner rumbo hacia La Malata cruzando ese río maravilloso que lo atraviesa y que es La Sardina. Cuando paseo no me fijo mucho en los detalles pero sí me encanta mirar el mar y ese fue otro de mis grandes errores, algún hijo de puta dejó que su puto chucho cagara todo el paseo y ya os podréis imaginar como me puso las deportivas nuevas de Decathlon, pero más cojones tiene que no me dí cuenta hasta mucho tiempo después. Antes de cruzar el maravilloso, caudaloso y limpio río, veo a mucha gente haciendo deporte en unas máquinas instaladas en el paseo, de lejos no veo bien, pero al ir acercándome me quedo alucinado de los que allí están ejecutando esos ejercicios. Debían tener más de ochenta años y se movían como chavales de quince, al pasar al lado de ellos no me lo podía creer, ¡estaban más ágiles que yo! parecían los viejos de la película Cocoon, yo ya casi estaba asfisiado de la caminata y ellos ahí estaban haciendo abdominales, triceps, sentadilla, yo que sé, una barbaridad, parecían de otro planeta los cabrones. Uno se imagina a los abueletes sentados viendo la tele y tomando su leche con galletas contándole a los nietos batallitas, mientras de meten un frasco entero de pirulas de todo tipo: Para la circulación, la memoria, el colesterol, la viagra, etc., pero estos viejos parecían máquinas matar. Debido al sofocón me fui a tomar un agua a la cafetería de la Feria y poder echar un cigarrito en su esplendida pecera, mientras reflexionaba. Al salir proseguí la marcha, de repente un grupo de gitanos con raños (ya sé que parece increible ver a gitanos con herramientas de trabajo), venían de recoger almeja en esa porquería que son los lodos de La Malata llenos de infección, metales pesados, etc. Yo creo que si te comes una almeja de esas se te ponen las orejas fluorescentes. Los "amables gitanos" me ofrecieron almejas, y yo les dije : ¡Muchas gracias, tienen muy buena pinta, pero no llevo dinero para comprarlas ya que vengo a hacer deporte! - les dije. ¡depoooote! gritó el gitano más viejo, ¡pero si estaaá má gordo que la polichia no puede rodearte! -jajajja, exclamó el simpatico gachó. ¡Y tú tienes la boca más sucia que el baño de Chanquete! ¡y tan guarro que tienes la choza redonda para no tener que barrer los rincones! - le dije. Les miré con gesto desafiante y proseguí la marcha a un ritmo bastante acelerado porque ya entraban en temas familiares, menos mal que los chachos iban cargados de mejillón y almeja podrida más lo que les pesaban los raños, así que pies para que os quiero. ¡Vaya tarde! Al regresar decidí tomar una cervecita en las terrazas del puerto, pero no entré con buen pié, nunca mejor dicho....... CONTINUARÁ
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